Acerca de...



23 de septiembre de 2009

Las Horas Malditas.

Capitulo 1.

Sucesos en la noche.

Viernes. 11:11 am.


Me encuentro sentado en una montaña en el campo. Sin saber cómo he llegado hasta aquí. Ni siquiera la hora que es, pero por el sol y el calor supongo que será medio día. En una montaña de tierra árida, algo baja pero suficientemente alta para lo que he venido a hacer.

Miro al paisaje, todo está borroso. Entonces noto la presencia de alguien a mi lado. Giro la cabeza y le veo. Una entidad un poco rara y extraña. Le miro a los ojos, pero no distingo su cara, es como, no sabría expresarlo. Borrosa, como si no tuviera rostro. Me giro, ignorándolo, como si esto... como si esa cosa fuese lo más normal de mi mundo. O lo más esperado por mi.

Pasan minutos, horas, no sabría decir. El tiempo no se percibe, y entonces, un escalofrío recorre mi espalda, llegando a la nuca. Mi boca suelta palabras sin pensamiento como si no hablara yo o como si mis pensamientos se escucharan... Y entonces, le pregunto.

- ¿Quién eres?
- …

Sin conseguir respuesta, vuelvo la mirada hacia las montañas desiertas y sigo con mis pensamientos.

Pasa tiempo. El sol sigue en su mismo lugar, como si fuese una foto, un cuadro, colocado de fondo. Entonces, oigo una voz. El rostro sin cara está hablando... pero la voz la oigo de la tierra, o del aire. Sale del dia y entra en mis oidos con el viento, como una melodía. Presto atención y escucho lo que me dice el mundo.

- Son las once y once.
- … -miro mi muñeca y de repente me doy cuenta de que llevo un reloj- …si, son las once y once.

No entiendo por qué llevo un reloj. Nunca he llevado en mi vida...
Ni siquiera había notado que lo llevaba antes.

…no creo que lo llevara antes.

- ¿Qué haces aquí? -Le pregunto con intriga.

Responde, pero lo que dice me deja aun más confuso de lo que estoy.

- No he venido. Yo ya estaba aquí.
…¿A qué has venido tú?
- Pues… la verdad es que no se por qué estoy aquí…
- Si lo sabes. Pero no quieres decírmelo.

Parece como si supiera exactamente lo que iba a decir. Es… misterioso. Llevo viniendo aquí a esta zona del mundo desde que tengo memoria y jamás había visto a alguien así. Jamás lo había visto.

- ¿Cómo te llamas? -le pregunto.
- Busca las horas Malditas. -responde. Ignorando la pregunta.
- ¿Que busque qué?
- ¿Qué hora es?
- Siguen siendo las once y once.
- Todavía queda tiempo.
- ¿Tiempo para qué?

Esta conversación es demasiado rara, y sobre todo, su forma de actuar.

- …para conseguirlo. -responde con serenidad. O quizás con tristeza.
- ¿Conseguir el qué?
- …

De nuevo el silencio se hace presente y, esperando respuesta, me quedo observándolo. Observándo...

- ¿Qué haces? -me pregunta.
- Emm… me preguntaba que qué podría ser eso de “las horas malditas”. Y quizás si me estaba callado al final me lo dirías…
- No esperes respuesta a una pregunta sin formular.
- Prefiero preguntarte cosas más importantes.
- ¿Por ejemplo?
- ¿Cómo te llamas? Y… ¿de dónde has salido? -la verdad es que parecía más un interrogatorio que mera curiosidad- No te he visto nunca, y me pareció muy extraño que te sentaras a hablarme de...
- ¿Las Horas Malditas? -interrumpe.
- Si. ¿Qué son?
- …dime… -contesta distraído, como si le importara más la tierra o el aire que la propia conversación- … ¿Qué hora es?
- Son casi las once y doce.

Es extraño. Es como si la conversación hubiera durado mucho más de un minuto. Es imposible que el tiempo vaya tan despacio. Y entonces es cuando me habla rápidamente, como si de repente la conversación hubiera tomado otra prioridad.

- No queda casi tiempo. ¿Por qué tienes mi reloj?
- ¿Te refieres a…? -miro hacia mi muñeca y no hay reloj alguno.
- Gracias. -Responde poniéndoselo.
- ¿Qué ocurre a las once y doce?
- …

No contesta. Y yo cada vez me pongo más nervioso. Todo parece muy extraño, como si a mi me pasara algo por la cabeza, como si la realidad fuera diferente…

…entonces, pasados unos segundos, me contesta.

- Despierta.


Viernes. 11:12 am.

Clic en el título para leer el post.

Entradas mas visitadas: