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18 de enero de 2011

Antología del Interés (III)


Tiempo ha pasado desde que empezó el año nuevo (ejem... casi un mes xD). La mayor parte de las navidades lo he dedicado principalmente a rediseñar el blog, que bastante me ha costado xD, y este tiempo atrás, un poco a pensar sobre qué cosas podría escribir este nuevo año...

Una vez terminado el diseño... llega la hora de ponerse a escribir. Y qué mejor entrada para empezar la tanda de entradas, que la tercera entrega de mis más queridas antologías del interés! :)


Os advierto que esta es una "historia" bastante cutre, pero es que últimamente no doy para más. xDD


Por cierto, mi propósito de año nuevo para con este blog es y será el de centrarme en artículos más largos y con más chicha, y menos entradas cortas (que también habrá de eso xD), aunque esto signifique una tardía mayor entre entrada y entrada... ^^"

Sin más, y como de costumbre, os dejo con la pregunta que encontraréis pinchando en "Leer más..."



¿Y si los dichos y refranes se produjeran de una forma literal?


[...]
Era un lunes de una temprana mañana de invierno, en el que el puntual despertador marcaba el final de mi sueño.
Sin saber cómo ni preguntar por qué, una entidad divina apareció y, tendiendo su mano, me ayudó a levantarme. Me acerqué a la ventana y, extrañado, pude contemplar como el sol todavía no había salido.

Estaba lloviendo, pero solo en algunas partes, donde ya el suelo se hallaba mojado. Entonces, a prisa y corriendo, me vestí todo lo despacio que pude y me dirigí a la cocina a desayunar.

Allí estaba mi familia, sentada en la mesa. Allí estaba mi padre el herrero y mi hermano menor. Me senté junto a ellos y, sosteniéndo una de las cucharas de palo, contemplé como mi hermano de apenas unos meses de vida tenía por desayuno una barra de pan, de la que poco o nada podía saborear, pero eso bastaba para estar condenado a pasar hambre al día siguiente, y además, condenado a no poder tomar medicina alguna, ya que empeoraban su salud. Yo, aunque todo el pan se lo llevaba mi hermano, no podía quejarme, porque ese día las tortas estaban deliciosas.

Después del desayuno me fuí al patio, fuera de la casa, y con un cuaderno en la mano, me senté en el primer árbol que vi. Era un árbol robusto y resistente, un nogal del que nunca salían nueces pero hacía mucho ruido, eso sí, y en cierto modo carecía de sombra.

Me senté en sus raíces, y empecé a pensar sobre ciertos temas existenciales. Siempre me preguntaba quién era y por qué nadie sabía la respuesta. Quizás el hecho de no andar con nadie era el problema, pero yo estaba tranquilo, con mi pájaro en una mano, mirando desinteresado las demás aves volar. Entonces abrí mi cuaderno de estudio. En él se veía la lección de geografía, con un pequeño dibujo de un pañuelo en donde se apreciaban continentes y océanos.

Al terminar de estudiar, guardé todo con cuidado y, al ser tan precavido, comenzó a suceder una cosa extraña. Me multipliqué, transformándonos en dos personas, y tan parecidas, que de inmediato nos reconvertimos en un palo y una astilla.

Y así acabó todo, viviendo como un palo que al tiempo fue usado como cuchara, y aprendiendo que, hagas lo que hagas, acaba con una patada en los huevos.

Fin.

2 comentarios:

Tomica_naranja dijo...

JAJAJAJAJAJAAJA!! hay algunos trozos algo forzados y otros magnificos, sobre todo el final, jejeje.

No nos prives de tu lado imaginativo y comico por favor!

Wachimoni dijo...

xDDDD
si, la verdad es que hay bastantes forzados xD, es lo que tiene, que la idea era buena, pero el resultado bastante cutre. xDD

Y por supuesto nunca le daré de lado a mi imaginación cómica y rara xD

Me alegra que al menos te haya entretenido =P

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