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1 de octubre de 2010

Antología del interés (II): ¿Y si...


Creación e inspiración. Todo el mundo tiene ideas; pensamos a cada instante y a partir de dichas ideas desarrollamos lo imaginado. Me atrevería a decir que, normalmente, una idea parte de la base más simple, y en muchas de esas veces, esa base también incluye el final. No obstante, el enlace de uno a otro, el desarrollo que transporta la trama hacia el final, queda en último lugar a la hora de crear la historia.

En mi caso, pasó esto con la primera parte de esta sección, en la que de primeras pretendía ser una historia de humor. Se me ocurrió la idea, pensé en un posible final, y a partir de ahi empecé a enlazar...

Vamos, que al final la primera parte salió más seria de lo que podía imaginar. xD

Asi que... siguiendo con Antología del interés, aquí formulo mi segunda pregunta.
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¿Y si hubiera vida después de la muerte?


Aún recuerdo esa noche lluviosa, donde las estrellas eran la poca luz que alumbraba la noche neblosa e insegura. Recuerdo el caminar, oir el zumbido del alcantarillado, el sonar de cuándo en cuándo los coches como música de fondo. Recuerdo los gritos del vecindario, en un eterno barrio nocturno, donde la muerte se hospedaba incesante. Recuerdo el olor del suelo mojado, la sangre desfilando por mi cuerpo, el color de la muerte. Aún recuerdo la noche en que, por primera vez, morí.

Despierto otra noche más, recordando, me hace pensar en lo mucho que ha cambiado todo. Al principio todos despertamos deshorientados, con la mente en blanco. El segundo nacimiento lo llaman algunos, un mundo en medio del vacío infinito, en donde despertamos siendo únicamente frios cúmulos de energía, pero con consciencia y voluntad.

En él, los nuevos vivos son atendidos por otros más veteranos. Les enseñan el entorno, los principios, el comportamiento de un mundo totalmente nuevo, y, como en su vida anterior, las normas, derechos y la asignación de un oficio para coexistir.
Cuando se adentran en su nueva vida, se dan cuenta de que las creencias y religiones se van a pique. Al principio, muchos creían que esto era el cielo, esperando ser recogidos por su dios; otros en cambio pensaban que era una especie de infierno donde les aguardaba la eternidad para rendir cuentas por sus pecados; otros menos creyentes pensaban que éste era el último paso a la verdadera muerte; los demás, simplemente les daba igual, o estaban tan asustados como para no querer pensar.
Surgieron además nuevas creencias, nuevos dioses, nuevas teorías que aspiraban a la respuesta que en definitiva nadie tenía. Era en esencia una vida, más que una muerte.

Con la llegada de las nuevas creencias empezaron a surgir nuevos grupos. Yo llegué por esa época, una época caótica envuelta en oscuridad. Empezó así una guerra de neo-religiones debastadora, una guerra sin armas ni derrotas, una guerra de mentes sin materia. También tuvimos nuestras revoluciones, nuestras reconciliaciones y nuestras propuestas para lo que sería un futuro muy lejano.

Pasaron muchos años y los nuevos vivos se acostumbraron a su nueva vida, mientras que los viejos vivos acababan disipándose en la nada; y cuando esto ocurría, los recién llegados ajetreados formulaban sus propias teorías sobre a dónde iban y lo más importante: cúando les tocaría a ellos.
Muchos afirmaban que después de la segunda muerte volverían a despertar en otra forma de energía. Veía cómo se estremecían sus mentes ante la posibilidad de una eternidad sin muerte, esclavos de una vida carente de sustancia. Con el paso del tiempo el vacío fue desapareciendo. Millones de nuevas vidas vagando por el espacio conformaban un paisaje estrellado; y yo, observándolos, solo podía sentir lástima. Era como el infierno.

Un dia, después de milenios, la nada volvió a imperar sobre el resto, me ví sólo en medio de la eternidad. Exhausto y trastornado comencé a pensar, buscando rincon alguno por donde escapar. De repente un rayo de luz se abrió paso por la oscuridad. Caminé hacia ella con los ojos entreabiertos, entonces, el resplandor desapareció y abrí los ojos.

Desperté confuso y aterrado. Un nuevo mundo, nuevas formas de energía, más elementales, más minimalistas; todos a mi alrededor murmurando, llamandome el nuevo muerto. Aún lo recuerdo. Aún recuerdo aquél momento, en el que, enloquecido y rendido, morí por segunda vez.


Han pasado eternidades de consciencia, infiernos sin redención y sin explicación ninguna. Tal vez exista o no la muerte que con tanto deseo hemos soñado, o tal vez ya estemos muertos, quién sabe. De momento aquí estoy, esperando algo que, en el principio del universo, tenía por nombre la muerte.

Fin.


2 comentarios:

Tomica_naranja dijo...

wow. Me fascina que mente tienes. Hereje!! esas ideas son muy curiosas. Y sabes? me recuerdan a un libro que me gusta bastante que se llama "Juan Salvador Gaviota" si no lo tienes o no lo encuentras te lo dejo.

No es exactamente esto, pues esta es tu idea, pero tiene cierta similitud.

Como dije una vez: ¿y si nuestro universo es tan sólo la celula de un gigante?

Wachimoni dijo...

^^
me alegra que te guste. El libro no lo conozco, pero si dices que es parecido a lo que pienso, seguro que me gustará xD
Lo buscaré, y si no lo encuentro te aviso :P

...en próximas ocasiones podría hacer esa pregunta en honor a ti xD

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